viernes, noviembre 30

"Volvamos al instante crucial del partido de básquet. La mayoría de los entrenadores, cuando su equipo está abajo por dos puntos, ordenan buscar una buena ubicación para probar un doble (un lanzamiento dentro de un perímetro marcado, que vale dos puntos). Imaginemos por un instante que el base le pasa la bola a Manu Ginóbili. Al cierre de este libro, sus estadísticas de conversión en San Antonio Spurs, su equipo, le daban un 49% de efectividad en dobles y un 39% de aciertos en triples. 50% y 40% para hacer números redondos. ¿Qué le conviene hacer a Ginóbili? Si va por el triple, hay un 40% de probabilidades de ganar. Si el equipo se inclina por el doble, como sucede en la mayoría de los casos, las probabilidades de ganar bajan al 25%: 50% de chances de encestar, multiplicado por el 50% (0,5) de probabilidades de ganar el partido en el suplementario. En definitiva, los entrenadores de básquet tienden a equivocarse y proceden involuntariamente contra su interés: conviene apostar al triple."


Sebastián Campanario. _La economía de lo insólito_. Planeta, Buenos Aires, 2005.


archivado en: La Lectora no se rinde

5 comentarios:

Roedor dijo...

Muy lindo, pero en la NBA la costumbre es que si el equipo es visitante va por el triple porque si pierde, es como que está más justificado (sos visitante y tenés desventaja, aunque esto es relativo).

Si sos local, vas a lo seguro, que es igualar para después forzar el OT y con esa supuesta ventaja poder pilotear esos 5 minutos extra.

Pero como los Spurs y Ginóbili no son equipo y jugador standard, rara vez cumplen con la regla: casi invariablemente, los Spurs ganaron sus series finales en el sexto partido, de visitante, salvo la última vez.

yael dijo...

yo sabía que no iba a poder resistirse, je.

Roedor dijo...

Profecía autocumplida, ¿no?

Nunca falla eso de poner el quesito por ahí cerca, tan previsibles somos, ¿verdat?

yael dijo...

el quesito o la linterna. así somos

Roedor dijo...

Efecto Roger Rabbit, que le dicen.