era el típico ejecutivo 2005: prolijo, camisa impecable con gemelos, corbata resplandeciente, corte de pelo casi al ras, barba "de una semana" hipercuidada, auto y celular último modelo, todos los stickers de las playas top de punta en el vidrio de atrás, música cool con manitos percusionando en el volante y bolso de notebook en el asiento de atrás.
un bonito recreo para los semáforos eternos de la mañana de Av. Libertador.
ahí estamos, dos ventanillas de por medio, y de repente todo se transforma en un episodio de seinfeld: el flaco empina uno de sus deditos percusionistas de uñas brillantes y lo mete hasta lo más hondo de su nariz.
no, no, las escarbaciones no son inhabilitantes. ni son tan importantes ni soy tan quisquillosa. a mí lo que realmente me jodió es la cara de placer que puso, dos veces, mientras se chupaba el dedo y se comía los mocos.
jueves, septiembre 22
Suscribirse a:
Comentarios de la entrada (Atom)
3 comentarios:
Juajajajajaa...
nah... no pudo comerselos xD Ni yo hago eso =$
Nadie en este mundo merece estar en un semáforo y tener que presenciar un espectáculo tan deplorable.
Mucho menos ahora, en primavera.
y encima fue antes de las 9 de la mañana... horrible, horrible, me arruinó el día
Publicar un comentario