lunes, diciembre 19

la tipa tenía una cualidad envidiable: después de hablar con ella te volvías a tu casa convencido de que te había elogiado de arriba abajo cuando en realidad te estaba mandando a la Mismísima Gran Puta. recién al día siguiente te dabas cuenta, con mucha suerte, del efecto engañero de la sonrisita de la uacha

archivado en: anatomía patológica

1 comentario:

Anónimo dijo...

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