lunes, octubre 30

y cuando ya me temía lo peor, casi me había resignado a que vinieran cuatro laports, y mejor ni pensaba en cómo podía sonar el palmeteo en vivo y en directo, entraron 2 nicolases con sus guitarras, un germán con su caja-silla, un alvaro de voz increíble con todo su cante y transformaron una hora perdida en un huracán de no-flamenco y desborde de palabras y anécdotas y cargadas y risas, tan pero tan bueno, que la gente se acercaba a la vidriera para ver qué corno pasaba ahí adentro.

y me salvaron la noche.

pasó el lunes pasado y quién sabe si no vuelve a repetirse.


archivado en: venlucía o ¡ven, Lucía!

2 comentarios:

Anónimo dijo...

tan divertido que te olvidaste de nosotras, no?
(yo golpeando con un piecito el suelo)

yael dijo...

nunca menteré de dónde se rejuntaban, che.