lunes, septiembre 26

a) en los casos más absurdos, el pasaje de "imprescindible" a "despreciable" (o de preciosura a impresentable, o de la nobleza a la indigencia, y demás etcéteras absurdos) es la culminación de un proceso sumamente público (por obra y gracia del emisor, a su total imagen y semejanza) que devela los motivos reales e impublicables del elogio desmesurado.

b) para algunas mentes desmesuradas, el doraje de píldora ajena, realizado en general mediante el uso indiscriminado de racimos de boludeces, procura y anhela una devolución multiplicada -y multipublicada- en la píldora propia, y abona a los mismos motivos reales e impublicables.

c) nada más fácil para una mente desmesurada que encontrar terreno fértil donde sembrar casos absurdos, abonar indiscriminadamente y cosechar racimos de boludeces.

d) en todos los casos son de aplicación algunos aforrismos urticantes que, ni por agotados, ni por remanidos, ni por pedorros dejan de ser efectivos. por ejemplo, "nunca es triste la verdad, lo que no tiene es remedio" o "como ego no tengo con el tuyo me entretengo"

e) la moraleja de este aforrismo pedorro, que muchas veces se la escuché a mi viejo y el otro día la reflotó Guinzburg, es más o menos así: "si me quedara con la primera impresión me ahorraría unas cuantas urticarias".

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