lunes, mayo 22

¿cómo es la cosa?

me llama poderosamente la atención que se siga defendiendo un arte, una cultura a la que hay que "entender" para saber "apreciar". una película me gusta si me mueve la estantería, si me hace reír o me emociona, si me la creo, si me identifico, si la historia me atrapa, si soy capaz de quedarme una hora y media, dos, tres o las que sean con toda la cabeza (con todo el cuerpo) metida en la historia, si me convence, si me deja con ganas de más, si me deja pensando o repitiendo escenas o líneas, llena de huellas de las que sabemos que van a durar. cosas que por lo general poco tienen que ver con intelectualidades.

lo que no sé por qué no me llama la atención es que los defensores de películas como Luna de Avellaneda se escuden en la supuesta ignorancia cultural de quienes no nos tragamos ni el efectismo ni los golpes bajos.

ah, otra cosa, avísenme qué curso hay que hacer para que te guste Eduardo Blanco, así no paso ni a 200 metros de la puerta.


archivado en: arte mondiola

3 comentarios:

Ruth dijo...

"¡Lo que pasa es que no entendés lo que es Ser Argentino!"... sin palabras.
Ah, y un curso para que te guste Darín, sólo bajo el efecto de drogas duras, que si no...

yael dijo...

y de posgrado después de graduarte del curso para que te guste grandinetti.

diosanto.

yael dijo...

y después viene la especialización (que parece obligatoria para los periodistas de espectáculos, según se puede ver en la prensa de hoy) en "Defensa de lo indefendible" y "Cómo no decir la verdad sin mentir descaradamente: "Los protagonistas de esta historia en dos tiempos son (...) y Ernesto (Eduardo Blanco, en una composición repetida pero efectiva)..."